lunes, 30 de septiembre de 2013

Iglesia y patronato en la política de España en Cuba durante el siglo XIX


Iglesia y patronato en la política de España en Cuba durante el siglo XIX

La expulsión de los diputados cubanos de las Cortes liberales en 1837 confirmó el papel de Cuba como colonia económica de una metrópoli que lastró graves problemas financieros desde el siglo XVIII y que se acentuaron tras la independencia de los territorios americanos. La Perla de las Antillas se convirtió en objeto preferencial de la política de ultramar de los diferentes gobiernos españoles. La historiografía ha centrado su interés en analizar esta política, particularmente en sus aspectos económicos, para explicar las relaciones que se establecieron entre España y Cuba durante el XIX y el interés de aquella por conservar la isla bajo soberanía española. Sin embargo, ha descuidado un aspecto fundamental de esa misma política, el eclesiástico.
La investigación que aquí se propone tiene como objetivo estudiar el ejercicio del patronato de España en Cuba a lo largo del siglo decimonónico y cómo éste sirvió de instrumento a la política general desarrollada por los diferentes gobiernos peninsulares para conservar el dominio colonial sobre la Gran Antilla. A través de la elección de unos obispos de sólidas ideas regalistas − el conocido obispo Espada (1802-1832) fue el mejor representante de ello−, del control del púlpito por un clero de origen español y de los principales centros de educación por órdenes regulares que se enviaron desde la península, la metrópoli trató de asegurarse la lealtad de la población.
La Iglesia cubana, principalmente la alta jerarquía eclesiástica, defendió el vínculo con la metrópoli, sin embargo esto no significó la ausencia de enfrentamientos entre ésta y la metrópoli, que sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX se plantearon en términos de quienes, de un lado, aceptaron el patronato y, de otro, quienes defendieron los derechos pontificios y una rigurosa observancia del derecho canónico, como ocurrió en la década de los setenta con el poco conocido cisma de Santiago de Cuba, que supuso un episodio de desestabilización en medio de una sociedad que había iniciado ya su camino hacia una independencia que conseguiría en 1898.

Consolación Fernández Mellén
Doctora en  Historia por la Universidad del País Vasco

3 comentarios:

Unknown dijo...

Un tema que me personalmente me interesaría profundizar: modalidades de establecimiento y organización de los principales centros de educación por órdenes regulares. ?Hay vínculos con la experiencia de la temprana edad moderna? Cuales son las ideas pedagógicas que caracterizan estos centros? Muchas gracias. Claudio Ferlan

BA dijo...

Me parece muy interesante su propuesta profesora. Aquí en Cuba existen algunos estudios que se han realizado en los últimos años sobre La Iglesia Católica y en especial sobre su evolución histórica en el siglo XIX. Algunos autores han definido la relación iglesia, estado, sociedad colonial durante el siglo XIX en Cuba como un proceso de extrañamiento, es decir una Iglesia supeditada y españolizada, defensora de los intereses coloniales de España en Cuba, en contraposición a una iglesia criollizada en los siglos XVI.XVII, XVIII, muy vinculada a las necesidades de los sectores oligárquicos criollos. En cuanto al tratamiento del sisma de Santiago entre orberistas y llorentistas, si no lo ha consultado, le recomiendo el libro del historiador holguinero, Rigoberto Segreo Ricardo, Iglesia y Nación en Cuba (1868-1898), obra publicada hace unos dos años que realiza un análisis interesante sobre este tema y en general sobre la iglesia durante la etapa de lucha por la independencia en la Isla. De este mismo autor existen otras obras que trabajan el siglo XIX desde varias perspectivas que pudieran serles de utilidad.
Un saludo

Adrian Ludet Arévalo

Laura Mazzoni dijo...

El tema del Patronato me parece un tema muy interesante para explorar la forma en que el clero ejercía un papel destacado en el gobierno de cada diócesis. En el caso de las colonias americanas que iniciaron procesos emancipatorios a partir de la primera década del siglo XIX, el Patronato sirvió muchas veces como instrumento para mantener el orden social en una comunidad política en plena redefinición. Este es el caso del Río de la Plata, donde los estudios para el ámbito cordobés y cuyano han arrojado aportes en este sentido. En el caso cubano, la prerrogativa del patronato parece haber sido útil a los fines contrarios; es decir, a la preservación del orden político vigente. Por otra parte, me parece muy fructífero pensar en la formación del alto clero encargado de gobernar cada diócesis, porque encuentro allí una clave para pensar las diferentes maneras de instrumentación del Patronato. Me parece muy interesante la propuesta de trabajo. Saludos,
María Laura Mazzoni