La Juventud como
protagonista: Tutelas y Curadurías. Norma escrita y no escrita en la
cotidianeidad de la Castilla
interior y el Nuevo Mundo. 1492-1834
Cuando ya se conocen tantos aspectos históricos sobre la
vejez y la infancia, urge adentrarse en el conocimiento de la juventud durante
el Antiguo Régimen.
Minorías de edad atentas a la legislación tanto como a la
práctica cotidiana.
La necesidad de cubrir esa laguna historiográfica para el
modelo castellano, peninsular y americano, y desde diferentes perspectivas,
constituye el motor de esta propuesta sobre la ‘edad de la discreción’. Los
problemas metodológicos y la propia indefinición del concepto juvenil
dificultan un estudio en profundidad de esta etapa vital clave. De ahí que se
proponga ahora su estudio: ahondando en los ‘silencios’; abogando por un mayor
acercamiento a las percepciones del tiempo de aquellos jóvenes; apreciando sus
múltiples facetas; considerando su evolución histórica en la Modernidad.
Con especial mención para las tutorías y curadurías de
antiguo régimen. Todo un sistema de protección ampliamente extendido y
respetado, aunque con no pocos problemas y cuestionado desde ópticas diversas.
Un marco de intereses que debía compaginar los cuidados a los menores con el
control de los patrimonios; un correcto reparto de las hijuelas con la atención
a las carencias más perentorias de los impúberes. Originando numerosos pleitos civiles
ante las Reales Chancillerías castellanas. Acá y en el Nuevo Mundo. El litigio
como fuente documental y cauce para defender cuentas y manutenciones, asegurar
vestimentas, permitir el acceso a las aulas, mantener dotes suficientes para
‘casar bien’, buscar un maestro gremial que enseñase un oficio honrado y
alejase a aquellos pícaros huérfanos de las tentaciones de las calles,…
mostrando no pocos conflictos entre hermanos por los caudales paternos, en el mundo
rural y en la ciudad, atentos al vecindario familiar, solventados rápidamente o
lustros después…
Infancias masculinas y femeninas. Las bases demográficas
cuantitativas de partida son ya muy significativas (pese a la carencia de no
pocas cifras, la población juvenil era numerosa en número y en
potencialidades). En ese sentido, las líneas maestras sobre las que trabajar se
centrarán en los siguientes aspectos. El acercamiento al ‘uso de razón’
necesario para el acceso a un mundo sacralizado donde las ‘edades católicas’ de
la confirmación imponían su propia normativa. Una niñez sufriente dentro de un
clima de picaresca cotidiana… a encauzar o penalizar. Las ‘fundaciones pías al servicio
de los menores’ (de acogida y preparación educativa, de apoyo a huérfanas para
su vida matrimonial, de cauce conventual o con destinos laborales hacia los
espacios agremiados o en torno al servicio doméstico). Las bulliciosas
asociaciones juveniles vigilando a las solteras frente a los ‘viejos mozos’.
Las distintas rutas entrecruzadas que se abrían para aquellos infantes: el aprendizaje
de un oficio, donde la reglamentación gremial de la vida juvenil traspasaba la
instrucción desde los padres a unos ‘tutores’ no únicamente profesionales; el
progreso en la senda del estudio de las primeras letras (que aunque casi nunca
acababa en una juventud universitaria cada vez se vinculó más a una educación
de ciudadanos preparados dentro de los nuevos cánones ilustrados); otra de las
vías, en fin, conduciría al seminario o al claustro; cuando el destino mayoritario
de aquellos menores siempre fue el ara nupcial.
Máximo García
Fernández
Catedrático de
Historia Moderna. Universidad de Valladolid
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